Wednesday, April 20, 2005

El origen del mito

Ella sabía que no era quien decía ser; no obstante, se acercó. Le habían advertido que no jugase con él, pero se atrevió a complacerle junto a la cama. Creía que con ella sería diferente, que él no sería nunca más un animal. El último sonido que salió de su garganta fue un pequeño gemido.
En el funeral, nadie quiso recordar la verdadera historia de la adolescente a la que llamaban Caperucita ni de su amor por aquel a quien llamaban Lobo.

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